Los acontecimentos del último siglo son los que han conformado su aspecto actual. A finales del siglo XIX, Tomàs de Rocabertí de Dameto, conde de Perelada i Vizconde de Rocabertí empezó su restauración, que acabó su hermana y heredera Joana Adelaida en 1899.
Cuando ésta falleció la propiedad pasó a Ferran Trunyols, mallorquín Marqués de la Torre, que sin saber qué hacer con la monumental herencia, la vendió a los hermanos Pere i Joan Roselló, mallorquines también. Estos emprendieron una explotación forestal, seguramente ligada a la industria del corcho, que en veinte años arrasó con los árboles milenarios de la zona. Posteriormente la finca pasó por diversas manos hasta llegar a los actuales propietarios, dos industriales de la zona.
Continuará...
Parece que sus actuales dueños por lo menos lo mantienen bastante bien cuidado. Esperemos que siga así.
ResponEliminaUn abrazo